lunes, 25 de febrero de 2013

El whatsapp de la Esperanza

Hay quien piensa que las nuevas tecnologías separan a las personas. Quizá estén en lo cierto. Todos nos hemos visto en la situación en que ha sido más fácil decir algo a través de un chat que de viva voz, ¿o no? Sin embargo, tengo que comentar en este foro que para mi la llegada del whatsapp ha sido una especie de liberación. 

Creo que ya he comentado aquí alguna vez que desde que tuve a mis vástagos lo de llamar por teléfono y conversar largo y tendido se ha convertido casi en una misión imposible. Cuando no estoy con ellos no es momento de hablar con amistades, y cuando podría hablar con mis "niñas" -léase amigas en general- es imposible hacerlo más de dos minutos seguidos porque, o estoy corriendo detrás de uno, o prestando atención al otro. Cuando ya están cenados, bañados y dormidos, me da tanta pereza coger el teléfono que al final soy consciente de que tengo allegados con los llevo varias semanas sin hablar.

Hasta que llegó el whatsapp y, con él, los grupos de personas. Gracias a la aplicación de marras y a sus conversaciones en grupo vuelvo a estar conectada y al día de la gente que aprecio. Además, se ha convertido en el medio ideal para un desahogo repentino, para una explicación, para contar una alegría, un cotilleo... y en nada de tiempo. Puedes leerlo cuando puedas, en un minuto, y contestar en otro ratejo. Como decía una de mis amigas respecto al invento el otro día y en plena conversación intrascendente pero necesaria al cien por cien: "En este rato he puesto una lavadora, he bañado al pequeño, he tendido otra y terminado de hacer la cena". ¿No es genial? Y mientras, las cuatro del grupo comentando, riéndonos en la distancia y acercándonos un poco más.

Gracias al whatsapp he vuelto a tener contacto diario con las que eran mis amigas en el colegio y soy partícipe de sus vidas, de sus desvelos, de sus alegrías; comento e intercambio chistes y fotos -algunas guarrillas, jeje, que hay veces que las mujeres también necesitamos hacer un poco el troglodita- con las mamás del cole de mi niño mayor con las que hago camarilla; quedo, organizo y pregunto con otras mamás, las de la asociación de padres, que  han sido todo un descubrimiento para mí; estoy al tanto de las vivencias de mi amiga Patri, que se fue a Australia, y no hablo con ella tanto como debiera por otro invento maravilloso, Skype; también siento la cercanía de las que fueron mis compañeras y amigas de trabajo, ahora que no lo tengo...

Es tanto lo que este medio nos ha dado a las mujeres que una de las componentes de uno de estos grupos lo llamó un día "El whatsapp de la Esperanza". Y con toda razón.